Hace 30 años que Cano y Tony Hernández fundaron la banda de rock y ska El Gran Silencio en su natal Monterrey; en aquellos tiempos, recuerdan, era difícil para una banda foránea tocar en un escenario importante de la Ciudad de México o presentarse en un programa de televisión. Después de sacar su primer disco experimentaron la oportunidad de estar dentro de una disquera, Emi Music, donde Camilo Lara, quien era vicepresidente, se convirtió en su aliado. Libres y locos se llamó su segundo disco que lanzaron con la firma en 1998, ahí se incluían canciones como “Dormir soñando” y “Mitote”, dos temas que distinguen a la agrupación. Aunque “les iba bien” decidieron volver al underground, algo que hoy, mientras festejan su aniversario 30, aceptan que ha sido el reto más difícil al que se han enfrentado. “Con nuestros propios recursos hicimos un disco de 24 canciones que se llama Revolusound contra systema y nos tocó la mala suerte de que ya la gente no compraba discos en físico, estaba la novedad de que ya lo podían bajar de todos lados tanto ilegal, como legalmente, entonces no vimos reflejado económicamente como lo habíamos pensado”, cuenta Cano. Para celebrar sus 30 años lanzaron el álbum Audiophilia subliminal dob con el que quieren seguir conquistando a las nuevas generaciones que han heredado el gusto por el baile y la música detrás de su ska. “No somos un grupo mediático pero nuestras canciones le gustan a todo tipo de personas y los niños son muy importantes para nosotros porque es la nueva generación que va aprendiendo y adquiriendo gusto musical”, dice Tony Hernández. -- Con información de El Universal