Óscar Jiménez resistió bajo la sombra de Agustín Marchesín y de Guillermo Ochoa los últimos cinco años. Esperó el momento que hoy goza: ser el principal portero del América. En septiembre de 2022, previo a la participación de las Águilas en la Leagues Cup, Óscar defendía su convicción: No voy a dejar de insistir. No es fácil no tener regularidad”. Con la oportunidad de su vida en los guantes, Jiménez no quiere que la presión lo rebase como sucedió con algunos de sus antecesores que también picaron piedra desde la banca. En los últimos 20 años, cancerberos como Ricardo Martínez, Sebastián Saja y Hugo González, no lograron consagrarse, pero si alguien sabe lo que es cargar con esa responsabilidad, ése es Armando Navarrete. Jugar en el América es un sueño, también un compromiso grande y muy fuerte, no se puede fallar. El entorno te hace saber dónde estás parado cuando no eres de las fuerzas básicas”, destacó en charla con Excélsior. Navarrete esperó también casi siete años para echarse la responsabilidad de la portería encima, luego de la partida de Guillermo Ochoa al club francés Ajaccio (2011). *La portería azulcrema ha tenido destacados, exponentes. Ríos, Ochoa, Muñoz y Marchesían han sido campeones con el club. Sin embargo, la presión y una serie de errores, principalmente en un Clásico ante Chivas, lo relegaron hasta su salida al Atlante, en el Clausura 2012; Moisés Muñoz tomó su lugar. Sin duda, llegar con credenciales es una ventaja para sobrellevar la titularidad. Adolfo Ríos y Agustín Marchesín son los mejores ejemplos. Esperé mucho tiempo la oportunidad, pero no me arrepiento, creo que faltó más paciencia. Con la competencia interna sacas tu potencial, te enseñas bajo presión y sabes que alguien siempre te estará pisando los talones”, añadió Navarrete, hoy formador de porteros en los Venados de Yucatán. FUENTE: EXCÉLSIOR