No está fácil ser optimista hoy de México. Esta semana hablé en una conferencia con el equipo directivo de una de las empresas mexicanas más grandes del sector minorista. En general, planteé que existen varios factores que permiten ver las cosas bien en el largo plazo, sobre todo: (1) el tamaño del mercado nacional; (2) la permanencia del Tratado México Estados Unidos Canadá; (3) la ventaja de los costos laborales que mantenemos frente a otros países; y (4) la menor tasa arancelaria que pagamos versus otras economías.

Cité, sin embargo, la cantidad de adversidades que provienen de las políticas absurdas del gobierno: elevar notoriamente la deuda pública; estirar la liga de la calificación de deuda soberana; crecimiento nulo del PIB; inversión desplomada; falta de confianza en el nuevo Poder Judicial; sobrerregulación; perversión ideológica; etc. Concluí que, a pesar de todo, el país puede, en el largo plazo, encauzar su desarrollo.

Pero escuché de mis interlocutores comentarios particularmente pesimistas. No hay cómo, me dijeron, México se convierta en un país desarrollado con el estancamiento que vivimos y con las políticas del gobierno.

Estos comentarios son consistentes con lo que se escucha por todo el país este año: no hay un clima propicio para la inversión, y las actuales políticas públicas están destrozando todos los incentivos para que los empresarios inyecten dinero a sus negocios. En el sector minorista, por ejemplo, se espera que la oferta horaria de atención al cliente se reduzca 20 por ciento a partir de la entrada en vigor de la jornada laboral de 40 horas a la semana.

Ese es el clima que prevalece: pesimismo instalado en los empresarios nacionales, a quienes se les ha acosado fiscal, regulatoria e ideológicamente. Y será muy difícil que esto lo pueda cambiar el nuevo consejo promotor de inversiones o el propio Consejo Coordinador Empresarial. La corrección tiene que surgir de Palacio Nacional.

SBARRO

Cambio de manos de la franquicia de pizzas Sbarro en México. Fue adquirida por el conglomerado CIMA, que opera las dulcerías Borreguito. El CEO de CIMA, Teodoro Martínez, quiere impulsar la “infraestructura y el talento” de la franquicia de pizzas hacia la siguiente etapa de crecimiento de la firma. La operación incluyó 25 establecimientos en Querétaro, CDMX, Jalisco y en el Estado de México.

CANACINE

Crece el cine mexicano como se preveía. Incluso más. Los datos de la Canacine revelan 14.8 por ciento en el boletaje vendido en lo que va del año. Más de $630 millones de pesos se venderán de películas nacionales vistas en salas de exhibición en todo el país. Eso sí: continúa siendo solo un pequeño fragmento del total de taquilla, que ha alcanzado $13 mil 633 millones en el año. La película más taquillera del año fue Lilo y Stitch.

POR: CARLOS MOTA

COLABORADOR

TIKTOK: @SOYCARLOSMOTA