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El ciudadano local no puede acceder a viviendas, cuyo costo promedio sobre la franja turística es de entre 8 y 10 millones de pesos
01:52 martes 8 octubre, 2024
JaliscoEn los últimos años, la creciente demanda de vivienda en Puerto Vallarta es un problema que afecta tanto a locales como a nuevos residentes: la vivienda, un derecho humano básico, se ha transformado en una mercancía de alto valor, fuera del alcance de la mayoría.
En entrevista para “Así las Cosas”, el Dr. José Alfonso Baños Francia, urbanista, investigador y profesor del Centro Universitario de la Costa de la Universidad de Guadalajara, consideró que la situación es alarmante y requiere de una intervención inmediata por parte de las autoridades y el sector privado. “El derecho a la vivienda está consagrado en el artículo cuarto de la Constitución Mexicana, pero lo que estamos viendo es que, en la práctica, no se cumple”, explicó el Dr. Baños. Según el urbanista, la producción de vivienda ha dejado de ser un acto social y se ha convertido en un negocio que beneficia a unos pocos. “El artículo 27 de la Constitución menciona que el suelo tiene una función social, pero hoy el suelo se ha transformado en un bien mercantil. Esto va en contra del propósito original de la ley, y las consecuencias ya son evidentes en lugares como Puerto Vallarta”. Señaló que una tercera parte de la zona urbanizada de Puerto Vallarta está vacía, es decir, sin construir, porque alguien está especulando con ese suelo. Mientras tanto, la gente se ve obligada a mudarse a zonas cada vez más alejadas, como La Desembocada, lo que incrementa los costos de transporte y el tiempo perdido en desplazamientos. El suelo, según el experto, es uno de los recursos más preciados para la producción de vivienda, y cuando este recurso es controlado por unas pocas manos con el único objetivo de lucrar, se crea una crisis de acceso a la vivienda. A pesar de que se está construyendo una gran cantidad de viviendas en Puerto Vallarta, estas no están destinadas a la población local. El Dr. Baños explica que gran parte de esta nueva oferta habitacional está vinculada con plataformas digitales de hospedaje, lo que ha transformado muchas unidades residenciales en una especie de competencia directa para los hoteles. “El ciudadano local no puede acceder a esas viviendas, cuyo costo promedio sobre la franja turística es de entre 8 y 10 millones de pesos. Entonces, ¿dónde va a vivir la gente?” Como consecuencia, muchos optan por terrenos irregulares en zonas alejadas, donde construyen sus viviendas en procesos largos y costosos. Estas colonias suelen carecer de servicios básicos, lo que aumenta aún más el costo de vida y complica el desarrollo urbano de la región. Para el Dr. Baños, la solución no es simple, pero sí alcanzable. "El reto está en la regulación del suelo y en la promoción de vivienda social digna, que no tiene por qué ser de mala calidad ni estar mal ubicada". Propone la creación de unidades habitacionales verticales de hasta cuatro niveles, con viviendas de al menos 60 metros cuadrados, conectadas adecuadamente al transporte público y rodeadas de espacios públicos y zonas comerciales. El Dr. Baños destaca la necesidad de planificar el crecimiento habitacional hacia zonas que permitan un desarrollo sostenible y funcional. “La vivienda vertical es una buena solución, pero no hablamos de torres de 20 o 30 pisos. Cuatro niveles podrían ser suficientes, con un diseño flexible que responda a las nuevas realidades sociales y familiares. Además, deben estar cerca de los servicios y del transporte".