Los niveles de informalidad que registra el país de 55.4%, son “impactantes” y generan una “alarma”, que pone a pensar cuáles aspectos son los que están ocasionando que siga incrementándose la informalidad en México, comentó Mónica Rivera Vélez, presidenta de Amexme. En mesa de análisis en Así las Cosas, Omar Carrera, director de Duke Consultores, agregó que pese a los aspectos negativos del crecimiento del empleo informal, el 77% de la contribución al PIB proviene de empleos informales, lo cual implica que la productividad y competitividad se ha ido desarrollando en el sector. “Cabe preguntarse cuánto talento se puede generar en empleos informales que podrían generar valor a un nivel macro”. Añadió que a nivel mundial, el rango promedio de la informalidad está en el 58%, por lo que México no está lejos de dichas cifras. No obstante, las cifras cambian drásticamente cuando se trata de América Latina ya que, en Uruguay y Costa Rica, los niveles se mantienen en 22%, en contraste con Perú que se mantiene por arriba del 70%. En dichos países latinoamericanos existen contextos diferentes como otras políticas fiscales, de seguridad pública y tramitología para que los negocios pasen de lo informal a lo formal; factores que inciden en los porcentajes de informalidad. “El trabajador informal se pierde una estructura de derechos que tienen que ver con la formalidad, pensión, seguro, vacaciones”, afirmó. Rivera Vélez añadió que para los empresarios la formalidad implica una carga fiscal, pago de impuestos y derivan otros gastos que tienen que resolver además de mayores responsabilidades. Sin embargo, para las mujeres es más complicado emprender un negocio o una empresa, ya que aún persiste la brecha de género en la cuestión de los accesos a financiamientos.

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  Finalmente, el director de Duke Consultores, agregó que también se trata de un tema cultural ya que entrar en la informalidad implica tener menos presión para prepararse profesionalmente y hay numerosas familias que por generaciones se han mantenido dentro de la informalidad. “En muchas ocasiones de lo que rehúyen es de la rigidez de los esquemas del trabajo formal”, concluyó.