Vínculo copiado
Está el consultor-asesor externo-experto en manejo de crisis que se mete a columnista-tuitero y se pone a hacer verdaderos prodigios de tibieza
00:02 sábado 10 mayo, 2025
ColaboradoresNo podemos regatearle a la 4T que trajo varias formas nuevas del periodismo, o, seamos más precisos, no siempre del periodismo, sino muchas veces de las colaboraciones en la prensa, que no es necesariamente la misma cosa. No me refiero a los preguntadores con guión de Palacio, esa corte de los milagros.
Ni siquiera me refiero a los moneros oficialistas, que no es que antes fueran almas críticas e independientes que de pronto se convirtieron a esa cosa tan sedante que es la obediencia, sino que, a la espera del caudillo de sus sueños, practicaban el otro lado de la propaganda: la crítica devastadora al adversario mientras llega el tlatoani. No. Pienso en personajes más sofisticados, no siempre catalogables como oficialistas. Está de entrada, como dije antes, el propagandista marrullero. Ya se la saben: hace una crítica muy tenue a algún aspecto del régimen para luego recordarnos que, con todo, el régimen es la mejor opción para los mexicanos. En el sexenio anterior, la garantía suprema de que esa opción era la buena la daba el presidente, distinguible, pese a sus defectillos, por su integridad a prueba de cash y su amor irreductible por los pobres. Está el consultor-asesor externo-experto en manejo de crisis que se mete a columnista-tuitero y se pone a hacer verdaderos prodigios de tibieza, a chapotear impúdicamente en la media tinta, a desfondarse en juegos malabares, para no quedar mal con nadie pero aparentar una voluntad crítica –“Este país no necesita más polarización”, ya saben–, por una razón utilitaria: muere de ganas de que le caigan unos buenos contratos de los gobiernos morenistas, que son los de la lana, pero no quiere quedar etiquetado como un oficialista impúdico y perder lo que pudiera caerle de los empresarios y los escasos gobiernos de oposición. Está el chairo arrepentido, que no lo es realmente. Hay un sector de la comentocracia al que no le dieron suficientes prebendas y carantoñas a pesar de los varios años de entreguismo a la Cuarta, y que ahora pega tarascadas a algunos personajes del oficialismo, bien a la espera de que las guerras internas de la progresía lo beneficien de algún modo, bien por mero rencor. Y está el personaje más inusual, que es el que aprovecha la polarización inoculada o potenciada en la sociedad por el licenciado López para erigirse en el supremo árbitro de la moral pública, en la encarnación de la ética. Es el que alecciona a políticos y comentócratas de todo signo, y el que se indigna porque la ciudadanía usa las redes para burlarse de los servidores públicos, con lo edificante que sería dedicarse mejor a leerlo o escucharlo y seguir su guía. Lo malo es que esta nueva taxonomía está a nada de la obsolescencia. Nomás aprueben la Ley de Telecomunicaciones, van a barrer con todos para hacer un gigantesco Canal Catorce. POR JULIO PATÁN
COLABORADOR
@JULIOPATAN09