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“Sin inversión no habrá crecimiento, y sin crecimiento no habrá empleo”. Muhtar Kent, expresidente de Coca Cola.
00:02 miércoles 1 junio, 2022
ColaboradoresEsta semana el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, publicó sus indicadores de ocupación y empleo, con base en la encuesta levantada durante abril de este año.
De acuerdo con los datos más relevantes, la tasa de participación de la población económicamente activa creció en 1.9 millones de personas, respecto de la de abril del año pasado. Mientras que la población no económicamente activa decreció en 345 mil personas durante el mismo periodo. Existe también un incremento en la población económicamente activa ocupada, de poco más de 2.8 millones de personas respecto de abril del año pasado; reduciéndose también el número de personas que dentro de esta categoría se consideran sub ocupadas, es decir, con necesidad y disponibilidad de trabajar más horas, con una reducción de 2.3 millones de personas. También la población desocupada decreció en casi 900 mil personas.
La tasa de desocupación tuvo una reducción marginal de apenas 0.3%, mientras que la tasa de subocupación se mantuvo en 8.8% en los mismos periodos.
Respecto de la población ocupada, la ocupación de mujeres mostró una mejor condición que la recuperación en el caso de los hombres; ya que mientras que en este último caso creció en 990 mil personas, para las mujeres el crecimiento fue de 1.8 millones más respecto de abril del año pasado.
También se produjo un alza en el número de personas que trabajaron y que se emplearon como trabajadores subordinados y remunerados con plaza o puesto de trabajo; con un crecimiento de 1.8 millones de personas en el período. Creció igualmente, sin embargo, el número de personas que trabajaron de manera independiente sin contar con empleo, en más de medio millón de personas. Respecto de la población ocupada en el sector informal, la población fue de 32 millones de personas, con una tasa de informalidad laboral del 55.5% de la población ocupada. Prácticamente la misma que en el mismo mes de abril del año pasado. La población desocupada, que incluye a aquellos que están sin trabajar, pero buscan activamente empleo, tuvo una reducción en el período de cerca de 900 mil personas, de las cuales 700 mil fueron hombres y aproximadamente 200 mil mujeres.
La tasa de desocupación en términos porcentuales, contra la población económicamente activa, se mantuvo prácticamente igual para hombres y mujeres en el período.
Finalmente, la tasa de condiciones críticas de ocupación, que se refiere a aquellas personas en condiciones inadecuadas de empleo, por las jornadas de trabajo o por el precario nivel de sus ingresos (o una combinación de ambos), se sitúa, de acuerdo con esta última encuesta, en cerca de una tercera parte del total de la población ocupada del país.
Muchos de los indicadores hoy, se encuentran más de 2 años después, muy cerca de los niveles prepandemia. Ello, si bien es evidentemente favorable, si consideramos el enorme impacto que para el bienestar económico de las familias represento tanto la pérdida de empleos en el periodo como la reducción adicional de ingresos para personas que mantuvieron su trabajo, sigue sin compensar el efecto negativo para los hogares.
En un país que de por sí presentaba condiciones de inequidad y de precariedad en las condiciones de bienestar de un elevado porcentaje de los hogares, aunque hoy hayamos recuperado los niveles de empleo, tenemos un evidente retroceso en la calidad de vida de las familias. A ello se suma adicionalmente hoy, el efecto negativo de la inflación que daña más a los hogares de menor ingreso.
El autor es politólogo, mercadólogo, financiero, especialista en economía conductual y profesor de la Facultad de Economía de la UNAM. CEO de Fibra Educa y Presidente del Consejo para el Fomento del Ahorro Educativo de Mexicana de Becas. [email protected] – síguelo en Twitter @martinezsolares