Comienza la travesía jurídica de Donald Trump por las cortes de Estados Unidos. La primera sesión donde el expresidente comparece formalmente en el banquillo de los acusados fue en el juicio civil que se le sigue por inflar fraudulentamente los avalúos de ciertas propiedades de la Organización Trump. Básicamente, para estafar a las compañías aseguradoras y de bienes raíces. ¡No podríamos esperar menos de Donaldo!

De los siete cargos que integran esta demanda, el juez Arthur Engoron encontró que Trump y sus hijos mayores sí tienen responsabilidad en al menos en uno de los delitos: el de fraude, y tendrá que decidir sobre los otros seis de aquí al 22 de diciembre cuando concluya este juicio. ¿Qué va a pasar después? Que le van a pegar donde duele: en el bolsillo, porque la sentencia contempla la disolución de las empresas de Trump en el Estado de Nueva York, además de pagar multas que se estiman por encima de los 250 millones de dólares. ¡Auch! Hasta para un gato, es quitarle harto pelo.

Pero más allá de las implicaciones jurídicas está la arena política. Para empezar, Trump tiene en puerta otro juicio civil y cuatro de carácter penal que contemplan 91 delitos graves. Por lo que la estrategia comunicacional de Trump incluye sus apariciones en las cortes. Para él, cada comparecencia será un acto de campaña en el que reforzará su mensaje hacia su base: "esta es una cacería de brujas", para endurecer a sus seguidores y seguir recaudando fondos.

Pero esta estrategia tiene sus límites, porque el país está polarizado y alguien que haya votado por Biden en el 2020 es poco probable que al ver a Trump siendo enjuiciado, considere ahora votar por él. Pero por otro lado, Joe Biden necesita ofrecer motivos claros para retener a sus electores y capitalizar a quienes están desencantados con Trump por su conducta.

Y la cosa está complicada porque no parece estarlo logrando. De acuerdo a una encuesta del Washington Post Trump supera a Biden por más de 10 puntos en intención de voto, y en otra encuesta de NBC News, un 74% de los electores tienen algún grado de preocupación por la salud física y mental de Biden, además de que al 59% de los votantes Demócratas les gustaría ver que haya otra figura que rete a Biden por la candidatura. Pero la caballada está flaca. Y las terceras opciones como No Labels o el Partido Verde le restan más votos a Biden que a Trump.

Estamos explorando un terreno desconocido. Nunca se había visto un escenario en el que un candidato presidencial con probabilidades de ganar esté siendo juzgado, y en el que quien está en la silla genere tanta duda entre su base sobre si es buena idea que vuelva a postularse. A trece meses de la elección, luce interesante esta House of Cards.

Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica. Twitter @navarroisrael