No necesitábamos una bola de cristal para saber lo que iba a pasar en la consulta para la revocación de mandato. Una victoria avasalladora del presidente con una baja participación, pero aun así hay ganadores, perdedores y lecciones importantes que nos dejó esta simulación electoral en miras al 2024.

La primera es que con los 15 millones de votos que obtuvo AMLO en la consulta supera a los 12 millones de votos que sacó Ricardo Anaya y los 9 millones que sacó José Antonio Meade en el 2018. Ergo, López Obrador mantiene el papel del antisistema a tres años y fracción de su mandato.

Sin embargo, hay una señal de alarma grande para AMLO, porque en el 2022 ya no tiene los 30 millones que obtuvo en el 2018, a pesar de tener el control del aparato del Estado, 18 gobernadores, 28 millones de beneficiarios de programas sociales y la agenda comunicacional cautiva. Cuando ganó la presidencia no tenía ese poder y sacó el doble de votos, ¿por qué ahora desde la cima no tiene el mismo arrastre?

Esto también pone a remojar las barbas de los aspirantes presidenciales de MORENA, porque si la figura inmaculada del patriarca ha perdido la mitad de su fuerza, ¿qué pasará cuando alguno de ellos esté en la boleta? Claudia, Marcelo, Ricardo, o quien sea, ninguno es Andrés.

Hay quienes dirán que el INE no instaló todas las casillas y que hubo poca difusión, pero eso no es más que una falacia, porque este ejercicio se trataba del presidente y era un reto de movilización para MORENA, el cual aun tiene deficiencias como estructura partidista y puso en evidencia que tiene que recurrir a las viejas prácticas del acarreo para poder medio llenar una urna. No son iguales que los anteriores, pero se parecen mucho.

Como dato adicional la consulta acaba de revelar el tope de votos al que aspiran los candidatos a gobernadores de los 6 estados en los que habrá elecciones en junio, y además es un buen indicador para Coahuila y Edomex que se juegan el próximo año.

Definitivamente, las consultas ciudadanas no son lo del pueblo bueno y sabio. O tal vez sí, si el abstencionismo se interpreta como una voz activa que está acostumbrada al presidencialismo y que ahora ve con recelo el tener que participar en una comparsa que no tiene efecto en la solución de sus problemas cotidianos. ¿De qué le sirve a Juan Pérez votar para que siga AMLO? Mejor que le pregunten si quiere empleo, atención médica digna, y seguridad. Ese es el debate que realmente nos debería ocupar en lo subsecuente.

Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica. Twitter @navarroisrael