Felicidad entre los chilenos y lágrimas en las cúpulas gobernantes de los países del eje Cuba-Venezuela causó el triunfo electoral de José Antonio Kast, un político sí de derecha, aunque lejos de ser “ultra”, término que no es más que un petate del muerto que le quiere endosar la izquierda latinoamericana.

El triunfo del fundador del Partido Republicano de esa nación fue aplastante: obtuvo 58.2% de los votos (7 millones 254 mil 850) contra 41.8% (5 millones 218 mil 444) de la candidata del Partido Comunista, Jeannette Jara.

De inmediato, los foristas de Sao Paulo salieron a lamentar el arribo de Kast al Palacio de la Moneda. Pero nada dicen de sus propuestas concretas, que dan luz sobre las inclinaciones políticas de quién será presidente de Chile a partir del 11 de marzo de 2026.

En seguridad, por ejemplo, busca frenar el avance del crimen organizado en su territorio, vía su “Plan Implacable”, que no incluye pena de muerte, sino cadena perpetua a capos en cárceles de máxima seguridad y bajo asilamiento total, endurecer las leyes y crear una fuerza policiaca para recuperar áreas dominadas por las mafias. Nada de abrazos para la delincuencia.

En economía, Kast plantea un recorte fiscal de seis mil millones de dólares en su primer año y medio de gestión, pero sin tocar programas sociales como la Pensión Garantizada Universal, el equivalente a la mexicana Pensión para Adultos Mayores. Para ello, prevé ajustar por igual los gastos del Estado y del Poder Legislativo, e implementar políticas de austeridad. ¿Les suena?

En migración propone detener el ingreso de indocumentados a Chile, principalmente venezolanos que huyen de la dictadura de Nicolás Maduro y que aumentaron de 10 mil en 2018 a 330 mil en 2024.

Kast ya los llamó a salir voluntariamente del país, pero cuando asuma la Presidencia prevé deportarlos, en dos mil vuelos que costarían unos 300 millones de dólares. Justo como ha hecho México con migrantes de Venezuela y Centroamérica desde que Donald Trump asumió su segundo mandato presidencial en EU.

En su propuesta de salud, llamada “Plan Zero”, el chileno busca que pacientes del sector público sean atendidos en hospitales privados, eliminando así la espera actual de hasta 260 días en muchos casos para recibir atención médica. Se pagaría con 770 millones de dólares de las arcas públicas. Algo así como los vales de medicinas y atención médica que alguna vez propuso el PVEM, actual aliado de Morena en México.

Kast tiene otras propuestas que podrían considerarse derechistas, como su defensa de la familia tradicional y su oposición al lenguaje inclusivo y al aborto (como el expresidente de México AMLO).

Pero no es tan “ultra” como, por ejemplo, buscar la concentración del poder en el titular del Poder Ejecutivo, a través de reformas al Poder Judicial y al sistema electoral, la extinción de organismos autónomos o la militarización de las áreas clave en la administración pública y la seguridad.

Frente a eso, Kast es un progresista.

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EN EL VISOR: Felices fiestas. Regresamos el 8 de enero de 2026.

POR RAYMUNDO SÁNCHEZ PATLÁN

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