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Todos los autobuses con destino a Reynosa se detienen en un punto fijado por los de La Maña. Ahí se sube al autobús un tipo armado...
00:10 martes 30 septiembre, 2025
ColaboradoresMcAllen-Reynosa.– Raúl lleva varias décadas viajando mensualmente a McAllen, Texas, desde su natal estado de Jalisco. Hasta mediados del sexenio de Felipe Calderón, Raúl manejaba su propio coche desde Jalisco para entrar a McAllen por Reynosa, Tamaulipas.
“Eso es ya imposible, en mi carro me traía a mi esposa y a mis hijos, me acompañaban casi siempre, ahora solamente que vengan en avión desde México y directamente a un aeropuerto dentro de Estados Unidos, de otra manera no arriesgo a mi familia”, me cuenta Raúl mientras come.
McAllen continúa siendo un punto limítrofe de Estados Unidos con México a donde muchos mexicanos, pese a los riesgos, no dejan de venir a comprar mercancías. Raúl es uno de ellos, tiene un negocio en Jalisco y es en McAllen donde compra lo que vende, siempre lo ha hecho así.
Encontré a este comerciante jalisciense en un restaurante y entablamos una conversación por la coincidencia de haber ordenado el mismo plato.
“Está muy cabrona la violencia en México, ni se diga en Jalisco o en tu tierra, en el Estado de México, todo el país está de la chingada, pero aquí en Tamaulipas más. Vengo porque los artículos deportivos que vendo a mis clientes exigen que sean gringos, son de mejor calidad y más baratos aquí en McAllen. Me vengo hasta acá en autobús, compro, embalan la mercancía, me la mandan y me regreso a mi tierra en autobús”, narra Raúl, quien me autoriza contar sus peripecias de comerciante con la condición de que no mencione su apellido ni el lugar de Jalisco de donde es oriundo. “Los hijos de la chingada de La Maña, son capaces de ir a buscarme, nos tienen fichados”, me asegura.
¿Por qué se arriesga?, podríamos preguntarle a cualquier persona que como Raúl se mantiene del comercio al menudeo transfronterizo.
La respuesta fue tal y como la esperaba.
“Sigue siendo un buen negocio y además en México la situación económica es complicada. Aquí me tienes cada mes porque yo pago por mi seguridad, toda la gente que viajamos en autobús a la frontera de Tamaulipas pagamos para que no nos secuestren, no nos roben o no nos maten. Las autoridades son sordas a estas denuncias, saben que esto que te cuento es una realidad, una maldita realidad y se hacen pendejos, a nivel federal y estatal. Te lo digo”, subraya Raúl.
Saliendo de Jalisco hasta Reynosa, el costo de ida y vuelta del pasaje en autobús es de unos 260 dólares. Pero, “el pago por la seguridad a La Maña” por pasajero es de 340 dólares. “Son 170 que tienes que pagar antes de que entre el autobús a Reynosa y otros 170 dólares cuando ya vas de regreso”, explica Raúl. A él, pese a la extorsión le sigue redituando el viaje. “Ya lo tengo contabilizado en el negocio”, acota.
El expolio a los pasajeros que llegan a Reynosa ocurre de la siguiente forma, de acuerdo con lo que detalla Raúl.
Todos los autobuses de pasajeros con destino a Reynosa se detienen en un punto fijado por los de La Maña antes de entrar a la ciudad. Ahí se sube al autobús un tipo armado, cuenta a los pasajeros y hace el cobro correspondiente a cada uno. A quienes se oponen a hacerlo sabiendo que “tienen que pagar la cuota por su seguridad”, los bajen del camión y se los llevan en autos con vidrios ahumados.
“Los pasajeros novatos que no saben que se debe pagar o que no llevan el dinero de la cuota, reciben unos golpes si ponen resistencia y les quitan todo su dinero o lo que lleven de valor y los dejan. Lo más descarado es cuando sales de regreso en autobús de Reynosa. A unos dos kilómetros de donde abordas al camión hay un Oxxo, allí los de La Maña tienen como una oficina, los choferes saben que tienen que parar exactamente en ese punto. Del Oxxo sale un tipo, sube a contar a los pasajeros, habla por radio o teléfono con alguien, cobra y se baja. Con eso tienes la garantía de que ya no habrá retenes de hijos de la chingada hasta que llegues a tu tierra. Hasta eso, es seguro el pinche método. Ya no la sabemos los que por necesidad lo padecemos. ¿Las autoridades?; bien gracias, ni se meten aunque denuncies”, concluye Raúl.
POR J. JESÚS ESQUIVEL
COLABORADOR
@JJESUSESQUIVEL