Alcanzar la autosuficiencia energética ha sido uno de los principales objetivos de esta administración, y es por ello que de 2019 a 2023 se ejercieron inversiones por más de 434.3 mil millones de pesos en Pemex Transformación Industrial (PTI), destinados principalmente a la modernización de las seis refinerías, por lo que cerrarlas podría representar años de trabajo y pérdidas económicas de entre cuatro y ocho mil millones de dólares por cada complejo.  A los recursos presupuestados se suma una partida extra por 319 mil 985 millones de pesos para la construcción de la refinería de Dos Bocas, en Tabasco, cuyo arranque de su producción comercial se sigue postergando.  A pesar de esto, Pemex no ha logrado revertir la dependencia de las importaciones de exportación, pues aun cuando está procesando más crudo, la mayor parte de su producción es combustóleo, un producto que es barato en el mercado y altamente contaminante, una situación que ha llevado a PTI a mantenerse como la subsidiaria con mayores pérdidas financieras desde su creación.  Para Ramsés Pech, experto del sector de energía de la consultora Caravia y Asociados, la meta de la autosuficiencia energética no podrá alcanzarse en el mediano plazo si las seis refinerías pasen de operar al 50 % de su capacidad a 84 % como mínimo.  El experto asegura que cerrar refinerías tampoco es una opción, pues no se trata sólo de dejar de producir, sino también de desmantelar los equipos, hacer trabajos de remediación en la zona, tal y como ya ocurrió en el caso de la refinería de Azcapotzalco.  Tan solo en el caso de la refinería de Cadereyta, que ha sido objeto de debate por parte del gobierno de Nuevo León, la candidata presidencial Xóchitl Gálvez, entre otros, dijo que, en un caso hipotético, su cierre requiere de por lo menos cinco años para desmantelar y tres para remediar, además de que el costo de esto alcanzaría los 3.5 mil millones de dólares, mientras que su cese total de operación representaría la salida de hasta cinco mil millones de dólares para la económica de mencionado estado, así como la pérdida de empleos directos e indirectos. Sobre el tema, Oscar Ocampo, coordinador de Energía del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), dijo que el impacto de cerrar una refinería podría no ser tan fuerte en términos de producción de petrolíferos si se trata del complejo de Madero y Cadereyta por los niveles de elaboración que maneja, sin embargo, la afectación mayor será para las entidades donde se encuentran y sus comunidades.  Si bien, en lo que va de esta administración ha aumentado el nivel de procesamiento de crudo de 511 mil barriles en diciembre de 2018 a 792 mil barriles al cierre de 2023, esto no ha detonado un aumento importante de combustibles como gasolinas y diésel. Los datos de Pemex muestran que hasta el año pasado se produjeron 252 mil barriles de gasolinas y 171 mil barriles de diésel, mientras que de combustóleo se elaboraron 260 mil barriles por día. Con información de Excelsior.