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La cooperación con EU es indispensable ante la expansión de redes criminales transnacionales y la necesidad de proteger la frontera común
00:01 martes 7 octubre, 2025
ColaboradoresLa relación en materia de seguridad entre México y Estados Unidos ha entrado en una nueva fase. En las últimas semanas se anunció la creación de un grupo de alto nivel bilateral para coordinar el combate al tráfico de drogas, armas y dinero ilícito. A la par, el embajador estadounidense Ronald Johnson reconoció los resultados de las operaciones conjuntas y destacó el profesionalismo de las fuerzas mexicanas. El mensaje es claro: la cooperación continúa, pero con un nuevo tono político y diplomático.
La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ha subrayado que esta colaboración debe regirse por el principio de respeto a la soberanía mexicana, una línea que marca distancia de las presiones del pasado. Sin embargo, la cooperación con Washington sigue siendo indispensable ante la expansión de redes criminales transnacionales y la necesidad de proteger la frontera común.
Cooperar sin ceder el control. El reto estratégico para México es mantener la cooperación operativa sin diluir su autonomía institucional. Las experiencias internacionales, como Colombia y Filipinas, muestran que una dependencia excesiva en materia de seguridad con EU puede erosionar la soberanía en decisiones clave. México debe blindarse con tres mecanismos: transparencia y control político sobre los acuerdos; delimitación de atribuciones para evitar presencia operativa extranjera, y evaluaciones conjuntas que midan resultados en reducción de violencia, no solo en decomisos o detenciones.
La eficacia no se mide por cuántas armas o laboratorios se destruyen, sino por cuántas regiones recuperan su normalidad institucional. La cooperación de seguridad no puede limitarse al plano militar: debe complementarse con inteligencia financiera, fortalecimiento ministerial y reconstrucción del tejido social en los territorios más afectados.
Soberanía y corresponsabilidad. La corresponsabilidad también implica que EU asuma su parte. Debe frenar el tráfico de armas, la exportación de precursores químicos y el lavado de dinero en su sistema financiero. México, por su parte, requiere consolidar una política de Estado en seguridad nacional que combine eficacia operativa, coordinación institucional y controles democráticos. El equilibrio entre seguridad y soberanía no se logra con discursos, sino con profesionalismo y planeación estratégica.
La dimensión diplomática. Un acierto del gobierno federal fue restituir a la Unidad de América del Norte de la Secretaría de Relaciones Exteriores su rango de Subsecretaría. Degradarla bajo la bandera de la “austeridad republicana” fue un error político que redujo el nivel de interlocución con nuestros principales socios. La recuperación de su jerarquía institucional, encabezada por Roberto Velasco Álvarez, devuelve a México el rango político que merecen Estados Unidos y Canadá, tanto en los temas de seguridad como en la integración comercial.
Agenda estratégica. En su primer Informe de Gobierno, la presidenta Sheinbaum anunció que México presentará en las próximas semanas los avances de su plan para desarrollar proyectos tecnológicos nacionales: vehículos eléctricos, semiconductores, satélites, drones e Inteligencia Artificial. Esta agenda, estrechamente vinculada al entorno comercial y de seguridad con Estados Unidos, busca fortalecer la soberanía productiva del país y reducir dependencias estratégicas. También prepara el terreno para la revisión del T-MEC en 2026, donde la cooperación tecnológica y de seguridad serán pilares inseparables del futuro bilateral.
POR: GERARDO RODRÍGUEZ
@GERODRIGUEZSL