"No voy a avergonzarme por ser diferente", declaró a la BBC la atleta sudafricana Caster Semenya, dispuesta a "pelear" hasta el final por las mujeres, a quienes las autoridades deportivas "no se toman en serio". La bicampeona olímpica de los 800 metros (2012 y 2016) y tricampeona mundial de la distancia no puede competir en su prueba fetiche por rechazar un tratamiento hormonal para bajar su tasa de testosterona.  El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) ha estimado, en primera instancia, que la atleta de 32 años sufre por ello una discriminación. Al final de todo, sé que soy diferente. Me dan igual los términos médicos y lo que me dicen. Nacer con útero o con testículos internos, no me hace ser menos mujer", declaró la sudafricana. "Son diferencias con las que nací y lo asumo. No voy a avergonzarme por ser diferente", añadió Semenya, quien presenta un exceso natural de hormonas sexuales masculinas y desde hace una década lucha contra la federación internacional (World Athletics), cuyo reglamento le impide competir en los 800 m. El TEDH dio razón a Semenya en julio, pero no invalidó el reglamento federativo ni decidió en favor de permitir a la atleta volver a competir. Las autoridades suizas, respaldadas por World Athletics, anunciaron una apelación ante la Gran Sala del TEDH, una instancia para presentar recursos y cuyas decisiones son definitivas. Esta batalla judicial "es la razón por la que luchamos en favor del deporte femenino", declaró Semenya a la BBC. "Las autoridades deportivas no tienen en cuenta la importancia del deporte femenino y tenemos que decidir sobre nuestros cuerpos, en función de lo que sea bueno para nosotras. No debe ser el otro sexo el que decida a qué tenemos que parecernos", denunció. FUENTE: EXCÉLSIOR