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Puede ser que, como dicen algunos de sus partidarios, lo que busca es reformar el orden económico mundial y que Estados Unidos
00:02 sábado 19 abril, 2025
ColaboradoresUna táctica política favorita del presidente Donald Trump es reclamar éxito, aunque el resto del mundo perciba fracaso y nunca aceptar pasivamente acusaciones, sino siempre responder. Si eso es cierto, y quienes han seguido a Trump a lo largo de su carrera como empresario de bienes raíces y como político, dicen que ese es el estilo que aprendió de su mentor neoyorquino, Roy Cohn, el actual mandatario estadounidense confirma con sus discursos la seriedad de sus problemas como Presidente. Puede ser que, como dicen algunos de sus partidarios, lo que busca es reformar el orden económico mundial y que Estados Unidos deje de ser el responsable mayor, o que dejen de ser dependientes del mundo. Pero el costo económico y político es creciente, como apuntan sus críticos. Un respetado economista se refirió a los aranceles como una guerra de opción, comparable a la de Vietnam, por sus efectos negativos para el país, en lo interno y lo externo. No es el único. Al paso de los días, surge una narrativa que parece confirmar los temores despertados por Trump. El mandatario estadounidense ha abierto un número de frentes, dentro y fuera de Estados Unidos. Por un lado, los aranceles ciertamente obligan a decenas de países a buscar acuerdos con la principal potencia económica del mundo, pero también a acelerar, o comenzar a buscar alternativas que no pasen por ahí: de Vietnam a la Unión Europea, de China a América Latina, hay ahora un nuevo sentido de urgencia en torno a cambiar el foco del comercio. Las declaraciones de Trump suenan bien adentro, pero fuera de Estados Unidos ha introducido una sensación de desconfianza en el país, que se consideraba como "la nación indispensable" política y económicamente. En lo doméstico, cuando asumió el cargo, el 20 de enero pasado, hizo una serie de nombramientos que pusieron a partidarios o personas sin conocimientos, capacidades o temperamento al frente de Departamentos (Secretarías) u organizaciones clave. Más aún, cada decisión de Trump implica una prueba de lealtad para sus partidarios y un argumento más para sus enemigos. Una de sus innovaciones, el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), ha realizado despidos que parecen más bien destinados a incapacitar al gobierno que a reducir su tamaño, con recortes de personal sin considerar su función. Paralelamente, está empeñado en ampliar los poderes de la presidencia a costa de marginar o someter a los otros dos, al Legislativo con las mayorías que ahora tiene su partido republicano, y al Judicial tanto por su decisión de ignorar fallos adversos –como en el caso de algunas deportaciones– como por la afinidad ideológica y política de muchos de sus componentes. Ciertamente, las posturas de Trump son atractivas para muchos estadounidenses deseosos de subrayar la potencia de su país y nostálgicos de un pasado mítico. Pero nadie está seguro de las consecuencias. POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
COLABORADOR
@CARRENOJOSE