Vínculo copiado
Los asesinatos de periodistas en el país, los 53 o 54 que van en este sexenio, los últimos 5 en lo que va del año han provocado, no solo el dolor de perderlos a sus familias sino a todo el gremio, la reacción de a quienes ejercen la profesión al saber que el poder los está matando.
23:29 sábado 19 febrero, 2022
ColaboradoresLa semana que terminó dejó una marca en el país de lo que es, sino el peor, sí uno de los peores gobiernos que ha tenido el país de la mitad del siglo pasado a la fecha. Después de aquel priismo de los 60, 70, cuando impedía cualquier nota que señalara los errores, actos, deficiencias del gobierno, cuando el periodista, el medio estaban atados bajo la amenaza del papel, de la concesión, del retiro publicitario. Y sí el chayo, rosario, embute, sobre reinaba, muy pocos eran los que lo rechazaban, todo desde el poder. Sin embargo los años trajeron apertura a la democracia y lógico a la prensa, mucha más libertad de informar y cada medio encontró su estilo del tratamiento informativo. Intentos por controlar a la prensa se han dado en la historia del periodismo mexicano, pero parecían superados, sin embargo, hoy, después de tantos años ha vuelto. Es el insulto la acusación sin pruebas y el control sobre los medios lo que se pretende, sino se suman, entonces la descalificación total. Pero hoy son tiempos distintos. Los asesinatos de periodistas en el país, los 53 o 54 que van en este sexenio, los últimos 5 en lo que va del año han provocado, no solo el dolor de perderlos a sus familias sino a todo el gremio, la reacción de a quienes ejercen la profesión al saber que el poder los está matando. El rechazo que desde la cámara de senadores, de diputados, en la famosa mañanera, lo que aconteció en Tijuana, es lo que hoy vive el periodismo mexicano, repudio a un gobierno que no hace nada por proteger a los periodistas que disienten del poder y que por el contrario con su discurso mañanero anima a seguir atacando a los miembros de la prensa, a los informadores, a los comentaristas. Pero qué no se da cuenta el personaje que funge como presidente del país, de lo que debe respetar, cumplir y hacer cumplir y que juró hacerlo. No se da cuenta que no se puede esconder, negar hechos como: asesinatos de periodistas; niños con cáncer que no tienen medicinas; inadecuado o pésimo manejo de la pandemia; bloqueo de carreteras, que los miembros de cárteles se pueden pasar por las calles de ciudades, como Caborca, disparando al aire, secuestrando a jóvenes; que los militares son detenidos, secuestrados, agredidos, hiriendo a una de nuestras grandes instituciones; que en Colima se han tenido que suspender clases ante la oleada de violencia; que en Zacatecas un día y al otro también se encuentran cadáveres regados o dejados hasta en el centro de la ciudad capital del estado y tantos hechos, acciones y dichos que dañan más al país, que lo dividen, que destrozan a sus instituciones, que invitan al odio a la confrontación. Y de todo dan cuenta los periodistas, la prensa, y eso es lo que no quiere el señor de palacio y sus correligionarios. Él, como antaño el gobierno tenía al periódico el Nacional, tiene ahora a la Jornada. El Nacional le costaba millones de pesos al gobierno en turno, sobretodo en las primeras décadas de la segunda mitad del siglo pasado. Hoy la Jornada cuesta también, solo el año pasado 185.2 millones de pesos, en publicidad oficial. Es lo mismo, que antes le guste o no, o peor. Las empresas informativas, las que contratan periodistas, comentaristas, analistas, son privadas y para quienes trabajan para ellas cuentan con datos personales que no tienen por qué darse a conocer como lo hace quien trabaja para un ente público, que es pagado por la contribución vía impuestos que realizamos todas y todos los mexicanos. Y a los informadores que ha atacado el presidente como Aristegui, Loret, Ramos, Gómez Leyva y López Dóriga, ganan en función a lo que le dejan a su empresa por la audiencia, lectores, credibilidad, etc., podamos estar o no de acuerdo en el tratamiento, en la forma de exponer la información, pero otros si lo están, pero no les pagan nuestro impuestos. Se entiende o no. Es el discurso lleno de odio, de división, de agresión que desde la tribuna del poder se realiza cada día contra los periodistas, contra el quehacer periodístico, es, como publicó “The San Diego Union-Tribune”: “La retórica del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, hará que más periodistas sean asesinados”. Ya basta de calificar a los comunicadores de “mercenarios”, “matones”, “vendidos”, pero sobretodo ¡YA BASTA! de asesinar periodistas, de provocar que los asesinen. Por eso se levanta la voz de todos quienes a esto nos hemos dedicado por vocación, por servicio a la sociedad, porque es nuestro trabajo y creemos en la libertad para hacerlo porque nos lo garantiza la ley, porque además es un derecho humano, pero sobretodo porque ¡YA BASTA! de ver correr sangre de informadores, por eso ¡VIVOS LOS QUEREMOS!