Tal vez en el transporte público, esperando en un crucero o hasta caminando en la vía pública, has tenido contacto con ofertas de préstamos muy atractivos, que prometen dinero exprés y sin grandes requisitos, ni revisar tu historial y sin aval. Si alguna vez pensaste en pedir uno, quítate la idea de la cabeza. Se trata, en la mayoría de los casos, de estafadores que sólo te van a robar tu dinero. A veces operan como supuestas “empresas” que gestionan los créditos, para los cuales no te piden prácticamente ningún requisito, como sí lo hacen las instituciones bancarias más serias. Esto debe ser un primer foco rojo. ¿Qué desconocido te presta sin tener una seguridad de que le vas a pagar, sin pedirte nada a cambio? O más sospechoso aún, te prestan con tasas de interés muy por debajo de lo que ofrecen las instituciones bancarias formales. De acuerdo con la Comisión Nacional para la Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), este tipo de “empresas gestoras” suelen solicitarte cantidades en efectivo con el pretexto de que es para el papeleo o la comisión por apertura del crédito. Lo que sigue, es que si das ese dinero la “empresa” te dirá que finalmente tu solicitud no fue aprobada, sin embargo, tú ya les soltaste el poco capital que tenías, mismo que jamás te van a regresar, pues obviamente, de esto se trata el fraude y allí está su negocio. Ante esto, la Condusef recomienda lo siguiente: * No soltar tus documentos personales o bancarios a empresas de dudosa procedencia. * Si necesitas un crédito, acude a un banco reconocido y no a empresas pequeñas. * Si en algún momento de la solicitud te piden hacer un pago, recházalo. * En todo caso, incluso con los bancos formales, revisa bien un contrato antes de firmarlo. * Cuando eres timado por una empresa no oficial, difícilmente la autoridad podrá ayudarte.  Es común que estas “empresas” cambien constantemente de ubicación y ciudad, pues cuando les empiezan a dar problemas los reclamos, como son fantasmas, simplemente desaparecen pero se van a otro lugar a buscar nuevas víctimas. No seas una de ellas. 

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EL DEBATE