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Cinco hombres parten con opciones para gobernar España en un país cada vez más identificado con el feminismo
09:49 domingo 28 abril, 2019
MundoEn los 40 años de democracia en España, ninguno de los partidos con posibilidades de formar Gobierno ha postulado a una mujer como candidata a la Presidencia. Tampoco lo harán en las elecciones generales que se celebran hoy. Cinco hombres parten con opciones de gobernar o ser decisivos en la composición del nuevo Ejecutivo, en un país cada vez más identificado con el feminismo, en el que aún resuenan las manifestaciones multitudinarias del 8 de marzo y donde un 52 por ciento de la población se considera ya feminista, según un estudio de la agencia de investigación 40dB.
Busca Sánchez hacer historia El actual Mandatario se enfrenta a una posible paradoja. Luego de cosechar en las elecciones generales de 2015 y 2016 los peores resultados de la historia del Partido Socialista (PSOE), todas las encuestas indican que ahora Sánchez será por primera vez el más votado y logrará un amplio margen respecto a sus contrincantes... aunque eso no le asegura retener la Presidencia. En el sistema político español, si ningún candidato logra la mayoría absoluta en el Congreso debe recabar votos de otras formaciones para la investidura; y debido a la fragmentación actual, esa mayoría es inalcanzable para un único partido. Sánchez podría buscar en la izquierda una coalición con Unidas Podemos y el apoyo puntual de nacionalistas vascos o independentistas catalanes, pero tampoco es descartable que, si los números dan, rompa la actual dinámica de bloques y explore un acuerdo hacia el centro-derecha con Ciudadanos como ya intentó, sin éxito, tras las elecciones de 2015. En cualquier caso, debe esperar a que los tres principales partidos de derechas -Partido Popular (PP), Ciudadanos y Vox- no sumen mayoría de escaños en el Congreso y puedan emular a nivel nacional el pacto que les llevó al Gobierno regional de Andalucía.
Afronta Casado reto mayúsculo En apenas 10 meses, el Partido Popular ha pasado de liderar el Gobierno, con aparente estabilidad parlamentaria, a afrontar unas elecciones generales donde está en riesgo de perder cerca de la mitad de su representación. La destitución del ex Presidente Mariano Rajoy en una moción de censura presentada por el PSOE, tras la condena por corrupción que recibió el PP, dio paso a Pablo Casado, que llegó con el objetivo de liderar la regeneración del tradicional partido de la derecha española. Sin embargo, el joven dirigente conservador afronta hoy un reto mucho mayor: evitar la fuga de votos hacia Ciudadanos, una formación en teoría más centrista y principal oposición del independentismo en Cataluña; y sobre todo hacia Vox, una escisión radical de la extrema derecha. En contrapunto a lo que sucede con Pedro Sánchez, una hipotética debacle electoral no tendría por qué convertirse en una tragedia para el PP, si la suma de los tres partidos del bloque de la derecha alcanza la mayoría absoluta de diputados en el Congreso y Casado puede presentarse a la investidura para ser Presidente.
Se tambalea Rivera por giro a la derecha El partido fundado y dirigido por Albert Rivera desde 2006 vivía un momento dulce en los meses previos a la caída de Mariano Rajoy. Mientras el partido del Presidente se desgastaba en casos de corrupción y el PSOE de Pedro Sánchez no parecía una alternativa sólida, Ciudadanos escalaba en las encuestas hasta conseguir un triple empate en abril de 2018. Soñaban con una tercera vía en España, como la que Emmanuel Macron había logrado abrir en Francia, pero aquel fue su techo. La moción de censura catapultó al PSOE, hundió al PP y dejó a este partido liberal desubicado, hasta que el contexto de política de bloques lo alineó con la derecha. "Esto ha dejado en la orfandad a centenares de miles de votantes que no saben si seguir a Ciudadanos en ese viaje a la derecha o quedarse (en el centro) y quizás buscar al PSOE", explica Antoni Gutiérrez-Rubí, asesor en comunicación. "Lo que está claro es que, una vez hecho ese movimiento, ya sólo te queda liderar ese espacio de la derecha y de ahí la agresividad, la actitud pugilística permanente de Albert Rivera en los debates electorales".
Ven empuje de Iglesias al PSOE La convocatoria electoral llegó en el peor momento de la breve historia de Unidos Podemos. Envueltos en una grave crisis interna por la abrupta salida del cofundador Íñigo Errejón y ante una caída progresiva en las encuestas, Pablo Iglesias ha reivindicado durante esta campaña la influencia que ha ejercido sobre las políticas más progresistas del Gobierno del PSOE. "En los dos debates electorales que hemos tenido, se presentó como un socio creíble y seguro, y consiguió que calara el discurso de que Unidas Podemos es un voto útil para anclar a Pedro Sánchez a la izquierda", apunta Gutiérrez-Rubí. Lejos queda ya la idea del "sorpasso" o sobrepaso electoral al PSOE, que nunca llegó a producirse en las anteriores elecciones generales. Los de Iglesias son, además, el único partido con presencia nacional que aboga por la celebración de un referendo en el que los catalanes decidan si quieren seguir siendo parte de España o no.
Lograría Abascal posicionar ultraderecha Pase lo que pase, la extrema derecha española se perfila como la gran novedad para este 28 de abril. Fundado en 2013 por el ex político del Partido Popular Santiago Abascal, el partido Vox había tenido una relevancia política residual, hasta que el pasado diciembre rompió todas las previsiones demoscópicas y entró con fuerza en el Parlamento de la región de Andalucía. Desde entonces y hasta hoy, no ha hecho más que crecer a escala nacional. "En España acaba pasando con la ultraderecha lo que ocurre en el resto de Europa, pero aquí con la particularidad de ser una reacción al desafío independentista de Cataluña, que ha puesto en cuestión la unidad nacional", explica Gutiérrez-Rubí. Es un hecho que Vox conseguirá por primera vez representación parlamentaria, pero su éxito dependerá de, si además de trasvasar votos del mismo bloque de la derecha (PP y Ciudadanos, a quienes Abascal llama "derechita cobarde" y "veleta naranja"), consigue recabar apoyos de los indecisos y, sobre todo, los abstencionistas. Sus propuestas radicales sobre inmigración, violencia machista, supresión del Estado de las Autonomías, o incluso tauromaquia y caza, son tan polémicas como, quizá, potencialmente seductoras para un electorado que hasta ahora estaba desmovilizado. -- Reforma