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Al menos 29 padres que fueron separados de sus hijos por agentes de migración de EU exigieron en la frontera audiencias con los menores
08:41 domingo 3 marzo, 2019
Mundo
Al menos 29 padres originarios de Centroamérica que fueron separados de sus hijos por agentes de inmigración de Estados Unidos el año pasado regresaron a la frontera exigiendo audiencias de asilo para reunirse con los menores, informó el diario The Washington Post. El grupo de padres viajaron el mes pasado a la frontera con Estados Unidos junto a un equipo de abogados de migración que tramitaron documentación para reunificar a las familias divididas por la política de separación de familias del Presidente Donald Trump durante 2018. Los niños continúan en refugios de EU en hogares de acogida o con familiares, manteniendo contacto a través de videollamadas con sus padres. Antes de la Administración Trump, las familias nunca habían sido sistemáticamente separadas en la frontera. Y tampoco aquellos padres deportados habían regresado en masa a la línea fronteriza para argumentar que merecen una nueva oportunidad, algo que rara vez se ofrece a los deportados. De acuerdo con datos del Departamento de Salud y Servicios Humanos, más de 2 mil 700 niños fueron separados de sus familias a lo largo de la frontera del año pasado. Cerca de 430 padres fueron deportados sin sus hijos y al menos 200 de ellos siguen separados. Algunos esperaron con la esperanza de que los tribunales de EU les permitirían regresar al país. Otros pagaron a los contrabandistas para que regresaran a la frontera. Este sábado, el grupo caminó hacia la frontera desde Mexicalli, en México, flanqueados por funcionarios religiosos locales y luego esperaron en la entrada a EU mientras los abogados negociaban con los funcionarios. Durante las últimas tres semanas, los padres se quedaron en un hotel de Tijuana, compartiendo habitaciones y preparándose para las audiencias de asilo. Se mostraron documentos que sus hijos les habían enviado: fotos de familias de acogida y boletas de calificaciones de Southwest Key, una compañía que administra refugios para niños migrantes. Una mujer explicó entre lágrimas cómo su hija había intentado suicidarse mientras estaba bajo la custodia del Gobierno. Un hombre habló sobre tratar de comunicarse con su hija, que es sorda, a través del teléfono de un refugio, mientras que otros llevaban bolsas lenas de regalos de Navidad tardíos para los menores. Los casos de estos 430 padres deportados sin sus hijos fueron particularmente difíciles. A menudo, el Gobierno perdió la pista de qué niño pertenecía a qué padre, y no vinculó sus casos de inmigración, enviando a los padres de Centroamérica sin decirles a donde enviaron a sus hijos. En algunos de los casos, los padres más tarde tomaron la dolorosa decisión de dejar a sus hijos en EU, generalmente con familiares, en lugar de traerlos de vuelta a la violencia y la pobreza de la que huyeron las familias. En otros casos, el Gobierno determinó que los padres no eran aptos para recibir a sus hijos, a menudo en base a sus antecedentes penales. -- Reforma