"Yo soy yo y mi circunstancia, si no la salvó a ella, no me salvo yo"  José Ortega Y Gasset, de su Obra, Meditaciones Del Quijote. La  expectativas y, quizás incertidumbre de todo lo que nos pasará o, transformará, incluidos quienes forman parte de los más de 30 millones de personas que votaron por MORENA, es creciente, tornándose  en desorientación para las personas que aún no tenemos claridad de lo que se pretende hacer en seis años con nuestro País.  Nada de lo que se propongan será suficiente en tiempo, por el enorme atraso que vivimos en muchas materias. Posiblemente en esas rarezas, sea el factor económico, lo que nos pueda servir para el modesto crecimiento del Producto Interno Bruto. Lo que se ha logrado y, relacionando con otros países, que no han crecido o, lo han hecho mucho menos que nosotros, nos da relativa ventaja, pero que, concentrado en muy pocos nuestro dinero, sirve igualmente de casi nada. Una pobreza creciente que nos confronta y nos divide y él hambre que se traduce en mala alimentación de la niñez, ocasionando deficiencias muy acentuadas, no ayuda a realmente llevar a buen puerto las aspiraciones en educación o, de cualquier proyecto de Nación, pues ninguna reforma educativa o, de cualquier índole, que no tenga en el centro la integridad de la niñez, pero igualmente, la del ser humano, no servirá de mucho. Derechos y libertades, derivados de la ruptura social que existe en México, nos dividen ante la ley. Como en muchas ocaciones lo hemos comentado, existen varias clases de mexicos ante la misma ley que se aplica de diferentes maneras, dejando desprotegidos quienes no alcanzan a pagar libertades, por mínimo que sea la infracción. Ante la enorme indefinición ideológica, a pesar de nuestra larga  historia mexicana que ha inspirado a grandes pensadores, extranjeros y nacionales, aún queremos re-descubrir nuestra Patria cada seis años en lo popular de las ideas, las mismas que al querer implantarlas en nuestro laboratorio Nacional, al hacerlo de prisa, nos pueden, como lo han hecho, atropellar y al hacerlo, pagar facturas tan caras que nos confrontan y retrasan una y otra vez. Nuestra constitución, queriendo seguir principios de Aristóteles o, de Santo Tomás, así como algunos otros, de donde se desprende que el Estado, finalmente debe llevar al ser humano a una vida feliz y virtuosa, no termina de hacerlo, pero ¿cómo hacerlo sin encontrar definitivamente la cercanía de intereses entre la pluralidad de nuestra Nación?  Razones existen muchas, interminables, como hay formas de pensar. Cada cerebro piensa diferente y en función de sus intereses propios o, de conjunto. El reto es tener una conciencia de conjunto y del deber ser ante la sociedad, lo cual solo en las sociedades que se desarrollan en la cultura del progreso social, han logrado y no totalmente. Andrez Manuel López Obrador, será, a partir el uno de diciembre de esta año 2018, el Presidente de los mexicanos y entonces será El y sus circunstancias que deberán dar certeza y rumbo a lo que ha prometido: la cuarta transformación de nuestra Patria, esperando fundamentalmente dos cosas. Uno, que la hacerlo no nos atropellemos, pues por las prisas, podemos lastimarnos con incertidumbres que nos desconcierten. Dos, que en el respeto a disentir, no se traduzca en peligro para la vida de las personas, incrementando con ello, el sufrimiento de las familias mexicanas. La hora de las definiciones federales y no, de las propuestas, como hasta ahora se han hecho, esta muy cerca, aún así la participación de de todas las personas que nos ostentamos como mexicanos, debemos de dar lo mejor de cada quien, pues así lo hemos exigido de las autoridades. México, como cualquier otro país, jamás cambiaría, si no se hace desde el ejemplo unipersonal de todos.  @jaimechalita