Vínculo copiado
En estos momentos la sociedad mexicana atraviesa por una coyuntura histórica caracterizada por una gran cantidad de inquietudes e incertidumbres respecto a su porvenir. Algunas de ellas se refieren a asuntos muy puntuales como el curso que ha de tomar nuestra relación con los Estados Unidos de Norteamérica, y lo relativo al proceso político-electoral que hemos de vivir en 2018, en el que se elegirá a un nuevo presidente de la República. Todo ello guarda una estrecha relación con el proyecto nacional que se habrá de asumir.
23:23 viernes 3 noviembre, 2017
ColaboradoresEn estos momentos la sociedad mexicana atraviesa por una coyuntura histórica caracterizada por una gran cantidad de inquietudes e incertidumbres respecto a su porvenir. Algunas de ellas se refieren a asuntos muy puntuales como el curso que ha de tomar nuestra relación con los Estados Unidos de Norteamérica, y lo relativo al proceso político-electoral que hemos de vivir en 2018, en el que se elegirá a un nuevo presidente de la República. Todo ello guarda una estrecha relación con el proyecto nacional que se habrá de asumir. Durante el siglo XX la Revolución Mexicana fue el proceso que dio origen a un proyecto nacional que se mantuvo vigente por más de 50 años. Un proyecto nacional que generó una serie de reflexiones y polémicas en torno a su significado, alcances y consecuencias, en el que participó la intelectualidad de la primera mitad de ese siglo. Ahora, cien años después, se requiere una nueva etapa de definición de este proyecto entre amplios sectores de la sociedad. En las primeras dos terceras partes del siglo XX la polémica que se desató en torno a la disyuntiva entre el particularismo y el universalismo de la cultura nacional ocupó un sitio preponderante, en el marco de una Revolución que hizo posible afirmar una cierta identidad cultural frente a un marco internacional caracterizado por la emergente confrontación entre la hegemonía capitalista occidental y el desarrollo de un bloque socialista que avanzó y se afianzó hasta la década de los 80s en que entra en crisis. En ese contexto la afirmación de nuestro proyecto nacional se planteó como un asunto crucial, que a finales del siglo XX transitó hacia la conformación de un nuevo orden mundial (una economía y cultura globalizadas): el neoliberalismo. El siglo pasado la filosofía de lo mexicano fue el espacio de reflexión sobre “lo mexicano”, vinculada al proyecto nacionalista posrevolucionario. Actualmente estas reflexiones en torno a “lo mexicano” y “el mexicano”, la cultura y la identidad nacionales han pasado a ser irrelevantes y ociosas?. Lo que aquí se propone es que estas reflexiones pueden adquirir pertinencia, sí y sólo si son ubicadas dentro de un contexto general en el cual se insertan y que es el que las puede dotar de sentido. Todo proceso sociohistórico es complejo, como el planteamiento de un proyecto nacional, una cultura e identidad nacionales en un mundo globalizado, que intenten dotar de sentido a nuestra sociedad. La edificación de una “dirección cultural e ideológica” sobre el conjunto de la sociedad, que supone una dirección hegemónica que corre siempre a cargo de una clase o alianza de clases que se organizan nacionalmente es hoy una exigencia. El siglo pasado la Revolución Mexicana sentó las bases para la consecución de un proyecto nacionalista, dentro del cual se intentó viabilizar el desarrollo de un sistema hegemónico en el que el Estado reclamó para si sus orígenes populares, nacionalistas y antiimperialistas, rasgos que intentaron mantener la vigencia de este proyecto nacional por más de 50 años, hasta que este proyecto empezó a ceder los últimos 15 años de ese siglo, ante la progresiva apertura económica y auge del capital transnacional. En el presente siglo, hoy es necesario reflexionar sobre el proyecto nacional que nos pueda funcionar como nación. La cuestión fundamental es ¿los aspirantes a ocupar la presidencia del país el próximo año, ya sean provenientes de los partidos políticos con registro o de candidaturas independientes cuentan con un proyecto nacional y, de tenerlo, cuáles son sus características?, entendiendo que todo proyecto nacional debe ser siempre remitido a sus condiciones particulares de realización. El historiador francés, Pierre Vilar, establecía que la cuestión nacional en diversas épocas, ha servido a intereses distintos y adquirido matices diversos, en función de la clase o clases que la plantean, y del momento en que la plantean. Lo cierto es que sólo se forma parte de una nación a partir de la configuración de un proyecto nacional conformado desde una clase social o alianza de clases y a través de ellas. Especialmente de cara a la elección presidencial que está por arrancar, nosotros, la ciudadanía debemos hoy ser capaces de reconocer la existencia de tales proyectos nacionales y sus implicaciones para el conjunto de la población. Una participación informada y razonada de la ciudadanía es lo que hoy demandan nuestros grandes problemas nacionales. Ojalá y así sea.