"Yo no sudo calenturas ajenas”, contestó el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, durante la cuarta mañanera que encabezó, tras el segundo contagio de COVID del presidente López Obrador. No es un secreto, 2024 ya arrancó, el Presidente dio el banderazo de salida, y muchos quieren estar ahí. La lista es larga. Y desde que Adán Augusto llegó a Bucareli, hace cuatro meses, hay un integrante más apuntado, junto con Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal. Ellos tres han dejado claro que aspiran a estar en la boleta. López, por el contrario, le dio la vuelta a la pregunta el pasado viernes, al ser cuestionado sobre si quiere ser candidato presidencial. “Yo tengo un compromiso con el señor Presidente, que me invitó a acompañarlo en esta tarea, con todo lo que representa el señor Presidente, con un movimiento de transformación del país y en eso enfocamos nuestros esfuerzos”, dijo. Pero pesan más los hechos que los dichos, y en los hechos se ha convertido ya en contendiente. Dentro y fuera del gobierno, y marcadamente desde la oposición, le reconocen cualidades que han devuelto el brillo a la deslucida Segob. No solo es evidente el aprecio político y –más importante– personal de AMLO hacia su paisano, y los códigos que comparten, sino que el presidente le ha dado un amplio margen de maniobra para operar y resolver. Él es quien da y formaliza los nombramientos en el gabinete, por ejemplo. Adán Augusto parece estar correspondiendo con eficacia. Trae buena racha. Logró, a finales del año pasado, revivir la CONAGO y enterrar la Alianza Federalista, de gobernadores opositores. Mostró liderazgo llevando a su oficina a quienes de otra forma no se sentarían en la misma mesa: Monreal y Sheinbaum. Y hasta apapachó a quien fue desterrado del paraíso, Santiago Nieto, extitular de la UIF.

Se reunió con legisladores de todos los partidos en el Senado, entabló un diálogo con la dirigencia del PAN, puentes con todos los partidos, y de paso con el autodenominado Grupo Plural en la cámara alta. Opera la relación del gobierno federal con el Poder Judicial y también con diversos grupos de interés. La opinión compartida de gobernadores y legisladores consultados por esta columna es que Adán “escucha”, “es conciliador”, “no impone, dialoga”, “cuida las formas”, “resuelve”, “su experiencia legislativa lo lleva a buscar acuerdos”, “es eficaz”. Las cualidades que le reconocen propios y extraños no son pocas, ni son sencillas de ecualizar en tiempos de efervescencia, como los actuales. Secretario fuerte y eficaz, que goza de la confianza presidencial. Hasta ahora, buen ejecutor, cuidadoso de las formas. Si a eso sumamos que no solo en el primer círculo de AMLO, sino en la periferia (dentro del gabinete y en Morena), suma simpatías, el titular de Gobernación, está en el juego de la sucesión. •••

OFF THE RECORD. En contrasentido, nada bien ha caído entre los cercanos a la jefa de Gobierno su presencia, protagonismo y buenas notas. El juego se llama 2024.

POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN

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