Los hechos van quedando expuestos y son contundentes. El de Andrés Manuel López Obrador se va consolidando como el gobierno más corrupto en décadas en México. Y vaya que la competencia no era sencilla.

Los negocios al amparo del poder, la protección presidencial, el amiguismo, los nexos con criminales y la red de complicidades alimentadas, consentidas y premiadas durante el sexenio que se fue, están a la vista de todos.

Los ejemplos, se acumulan. Adán Augusto López, su amigo y socio Hernán Bermúdez y La Barredora. Rafael Ojeda, sus sobrinos y la red de huachicol en la Marina. Alfonso Romo, su casa de Bolsa, Vector, y el lavado de dinero a cárteles sancionado por el Departamento del Tesoro de EU. Audomaro Martínez Zapata, su esposa e hijo, vinculados a redes de corrupción y huachicol. El Clan, los hijos de López Obrador, sus amigos y jugosos contratos bañados por la opacidad y corrupción.

Todos los caminos llevan a AMLO.

“Todos los negocios jugosos que se hacen de corrupción, llevan el visto bueno del presidente”, dijo el entonces presidente, en 2019.

“Nada de que el presidente no sabía, no se enteraba. Eso es falso (…) todas esas tranzas llevan el visto bueno del presidente, aunque no firme, él autoriza, él tolera, él permite”, insistió en 2020.

Sus palabras le juegan en contra. Son confesión. Nada de que no sabía y no se enteró. Supo de la corrupción, fue cómplice y la consintió.

Ahora resulta que su secretario de Gobernación, su secretario de Marina, su Jefe de Oficina y su jefe de escoltas y a quien hizo titular del Centro Nacional de Inteligencia, están embarrados por vínculos con criminales.

¿Alguien creerá que Adán Augusto López, amigo hace más de 30 años de Hernán Bermúdez y su notario de confianza, no sabía las andanzas de su paisano, a quien nombró secretario de Seguridad? ¿Alguien será tan ingenuo para creer que López Obrador, que conocía muy bien a ambos, tampoco se enteró?

¿Quién puede sostener que el expresidente no sabía de la millonaria red de huachicol fiscal en la Marina, institución a la que estratégicamente encargó Puertos y terminales aéreas, pese a las evidencias de corrupción en sus mandos durante el sexenio pasado?

¿Algún iluso creerá que AMLO no sabía lo que hacía y deshacía el hombre que lo financió, le prestaba su casa y le facilitaba vehículos para trasladarse, y que está bajo la lupa del gobierno de EU, pues según el Departamento del Tesoro, su Casa de Bolsa lavó dinero para cárteles?

¿Será alguien tan inocente como para afirmar que el encargado de la Seguridad personal del expresidente, el que le conocía cada paso, encumbrado como titular del estratégico CNI, se mandaba solo?

La corrupción se sale de la coladera de la 4T y desemboca en AMLO.

O el expresidente fue increíblemente inepto, omiso y desobligado, a tal grado que no vio nada. O fue cómplice, permitió, solapó y se benefició de la corrupción. No hay más.

POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN

COLABORADOR

@MLOPEZSANMARTIN