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La otra batalla por la vida nocturna potosina
00:10 jueves 2 octubre, 2025
ColaboradoresSEGURIDAD NOCTURNA. Los recientes ataques armados en un bar de Carranza y otro en Lomas del Tecnológico, ha vuelto a encender las alarmas sobre la seguridad nocturna en la Capital. Mientras se anuncian más operativos y clausuras, la pregunta persiste: ¿Se está actuando con visión preventiva o solo cuando el problema ya explotó? A diferencia del eco que dejan las balas, el eco de la responsabilidad institucional parece desvanecerse entre comunicados y cintas de clausura.
La autoridad presume que cada fin de semana, entre 30 y 40 negocios son cerrados por diferentes irregularidades como falta de licencia, violación de horarios o presencia de menores. Pero aunque el discurso insiste en la legalidad, la percepción ciudadana apunta hacia acciones reactivas más que estructurales. ¿De qué sirve cerrar un bar sin papeles si al siguiente fin de semana otro abre igual, pero con música más alta y riesgos mayores?
Y mientras tanto, el comercio formal también levanta la voz: por cada clausura a un negocio establecido, exigen que se retire un ambulante sin permiso. Es un llamado claro a la equidad en la aplicación de la ley. La Dirección de Comercio ya recibió nuevos uniformes y equipo. Ahora toca demostrar que también tiene la voluntad de ir más allá del show nocturno, y asumir el verdadero reto de ordenar transparentemente a la ciudad tanto de día como de noche.
EL MONTE DE PIEDAD TAMBIÉN EMPEÑA DERECHOS. En San Luis Potosí, el Monte de Piedad, ese refugio confiable se ha vuelto escenario de una lucha que, aunque nacional, tiene rostro local.
Desde este primero de octubre, las sucursales potosinas, incluyendo la matriz y puntos clave, están en huelga. ¿La razón? Años de violaciones al contrato colectivo de trabajo, una administración que insiste en disolver derechos laborales y una base trabajadora que, por fin, dijo basta. El sindicato, con respaldo del 93% de sus miembros en una votación libre, exige algo que debería ser básico: respeto. Y mientras tanto, los mostradores están vacíos y los potosinos se preguntan qué está pasando con una institución que, en teoría, nació para ayudar.
No se trata solo de oficinas cerradas ni de servicios suspendidos. Aquí, en San Luis, hay 29 trabajadores directamente afectados, familias enteras que dependen de ese ingreso, pero también una comunidad usuaria que confió durante años en el Monte para salir de apuros. Lo indignante es que detrás del discurso de “apoyo al pueblo”, se escondan prácticas como el trato desigual en los préstamos, aun con prendas similares, o decisiones administrativas que desprecian la voz de los trabajadores. La lucha sindical en San Luis no es ajena. Porque cuando una institución comienza a empeñar también la dignidad de su gente, no es solo un paro: es una llamada de atención para todos.
El brillo del oro empeñado no debe cegarnos: lo que está en juego aquí no son solo joyas, sino la justicia laboral, y eso sí que no tiene precio.
¡Hasta mañana!