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Aunque no ganan la Serie Mundial desde 2009, los Yankees baten récords de ingresos en su estadio y sostienen la franquicia más valiosa del beisbol
09:00 viernes 28 noviembre, 2025
Deporte Nacional e Internacional
Durante más de una década, el silencio de octubre ha sido una costumbre incómoda para los Yankees de Nuueva York. No hay desfiles y no hay anillos nuevos desde 2009. Son pocas las fotografías históricas que se han dado durante el ayuno. Sin embargo, cada noche en el Bronx sucede algo que ningún calendario de campeonatos mide con justicia. El dinero sigue entrando con una constancia que envidiaría casi cualquier negocio en el mundo. La organización más popular de MLB no gana títulos, pero factura muchos millones de dólares. De acuerdo con información presentada por Sports Business Journal, el Yankee Stadium cerró septiembre con 339.5 millones de dólares en ingresos agregados por venta de boletos y palcos premium. La cifra supera lo registrado en el mismo periodo del año anterior y confirma que el negocio de asistir al beisbol en el Bronx conserva una demanda difícil de erosionar. Los Bombarderos son el equipo deportivo más seguido en la ciudad y junto a ello atrae a miles de aficionados al juego de otros países y turistas que buscan la experiencia neoyorquina. La asistencia creció ligeramente en temporada regular, un dato menor en apariencia, aunque clave cuando se habla de un recinto que vende experiencia, estatus y pertenencia, además de juego. Del total acumulado, unos 239 millones de dólares corresponden al año calendario 2025, mientras el resto se había ingresado antes de enero por otras actividades en donde el inmueble fue rentado. Sólo el tercer trimestre aportó 57.3 millones. La afición acude en masa a ver un encuentro de nueve innings mientras consume una hamburguesa doble con papas y refresco o cualquiera de las múltiples opciones que hay de comidas y bebidas. El dueño Steinbrener tiene otros datos financieros El duelo del equipo, Hal Steinbrenner, heredó una marca que nunca aprendió a perder dinero, aunque sí a perder series. El dueño del club provocó desconcierto hace unos días cuando afirmó que no era justo asumir que los Yankees fueron rentables la temporada pasada, a pesar de operar con ingresos que rondan los 700 millones de dólares, de acuerdo con estimaciones de Forbes. La reacción fue inmediata y agria. La nómina 2025 terminó en 319 millones de dólares en 2025, año que concluyó con una eliminación en la Serie Divisional de la Liga Americana ante los Toronto Blue Jays. Gastar no fue suficiente. Y aun así, Steinbrenner habló de la posibilidad de reducir ligeramente el presupuesto en el corto plazo. No como promesa, sino como advertencia. Los Yankees siguen siendo uno de los mayores gastadores de la industria y también su franquicia mejor valorada. La organización alcanza los 8,200 millones de dólares, tres mil millones más que en 2021. La cifra no suele entrar en la contabilidad operativa, pero es el verdadero colchón del negocio. La marca se aprecia incluso sin campeonatos. El gasto tiene nombres propios. El contrato de 360 millones firmado en 2022 convirtió a Aaron Judge en el jugador de posición mejor pagado de su momento. A cambio, el capitán respondió con temporadas históricas y premios al Jugador Más Valioso en años consecutivos. Judge es el símbolo perfecto de la paradoja neoyorquina. Excelencia individual dentro de una sequía colectiva. También están los grandes compromisos del pasado reciente, como el contrato de Gerrit Cole, o los intentos por no quedarse atrás frente a organizaciones como los Dodgers, campeones y líderes en gasto, o los Mets, capaces de invertir sin siquiera entrar a playoffs. Steinbrenner insiste en mirar los gastos con lupa. Menciona los pagos anuales de bonos a la ciudad de Nueva York por la construcción del estadio en 2009, unos 100 millones sólo este año. Habla del desarrollo de jugadores, del scouting, de la ciencia del rendimiento. Todo suma. Todo se cobra. En el horizonte aparecen los agentes libres de alto perfil que, si Yankees quiere pescar, deberá ser con cheques de muchas cifras.. Nombres como Cody Bellinger o el japonés Tatsuya Imai flotan en el ambiente. Steinbrenner no ha fijado un presupuesto para el gerente general Brian Cashman, aunque deja claro que él tendrá la última palabra. El beisbol en el Bronx vive suspendido en una contradicción elegante y rentable. No hay anillos nuevos, pero tampoco hay urgencia económica. El dinero fluye con una naturalidad que desconcierta a quienes siguen midiendo el éxito de octubre. FUENTE EXCÉLSIOR