Vínculo copiado
#ESNOTICIA
#ESNOTICIA
López Obrador y Mario Delgado envían el mensaje equivocado cuando consideran...
00:02 miércoles 3 agosto, 2022
ColaboradoresLópez Obrador y Mario Delgado envían el mensaje equivocado cuando consideran normales los incidentes donde hubo agresiones verbales, golpes, amenazas, quema de urnas, cierre de centros de votación, acarreo, compra de votos y uso de los programas sociales para condicionar los resultados La elección interna del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), que llevó al poder a Andrés Manuel López Obrador, lo desnudó de cuerpo entero. Dejó claro que aún está lejos de convertirse en partido político serio. Sigue siendo un movimiento que depende de un solo líder. Es cierto que una docena de incidentes -violentos algunos- no marca la elección entera. Pero, López Obrador y Mario Delgado, presidente de Morena, envían el mensaje equivocado cuando consideran normales los incidentes donde hubo agresiones verbales, golpes, amenazas, quema de urnas, cierre de centros de votación, acarreo, compra de votos y uso de los programas sociales para condicionar los resultados. Todo ello se atribuye a personas ajenas que quieren perjudicar al movimiento. Puede ser, pero el partido en el poder está obligado a realizar una investigación a fondo y sancionar de manera ejemplar a todos los responsables para demostrarnos a todos que tiene autoridad moral. No importa si son personas ajenas, militantes de tierra, legisladores, gobernadores o secretarios de estado. Morena tiene la obligación de someterse a las resoluciones del árbitro electoral -INE y Tribunal Electoral- para dejar claro sus compromiso con la legalidad. No basta con decir no somos iguales o que ellos no son unos ambiciosos vulgares. Es momento de demostrarlo, porque Morena es hoy el partido más grande del país. Si se presentan las denuncias sobre todas esas irregularidades, el Instituto Nacional Electoral y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación tienen la responsabilidad y la obligación constitucional de aplicar a fondo la ley. Sin miramientos. Se trata de dejar claro a Morena y a todos los demás partidos que no se permitirán violaciones a la ley de nadie. Algunos inconformes dentro de Morena pretenden anular la elección de consejeros nacionales. Usan la narrativa fácil de que el partido de López Obrador echa mano de los peores prácticas del viejo régimen. No quieren darse cuenta de que ese viejo régimen desapareció hace ya varios años y ahora son ellos, los morenistas, el régimen que se comporta como el del pasado. En el Estado de México, por ejemplo, las filas de personas para votar eran enormes. Miles de personas llegaban en cientos de autobuses para votar por alguien a quien no conocían, de quien ignoraban incluso su nombre. Vinimos porque nos pagaron, dijeron varios de ellos, principalmente jóvenes. En su afán de minimizar la gravedad del asunto, López Obrador y Mario Delgado presumieron el número de ciudadanos que participaron: dos millones y medio, según los primeros cálculos. Pero si consideramos que México tiene 92 millones 977 mil 957 mexicanos registrados en el padrón electoral -al corte del 15 de julio pasado- estamos hablando de apenas el 2.7 por ciento de los mexicanos que pueden votar. El problema es que enfrente hay una oposición paupérrima que hoy no entusiasma a nadie y cuyos conflictos internos solo amplían las posibilidades de que Morena siga ganando elecciones y perpetuándose en el poder. POR ALEJANDRO CACHO
@CACHOPERIODISTA