Hace apenas unos años, la mayoría de los viajeros se hospedaban en hoteles. Airbnb cambió eso. Desde 2018, la empresa ofrece más de cinco millones de propiedades, en más de 85,000 ciudades de todo el mundo, y su valoración en el mercado excede los 30,000 millones de dólares. Algunos críticos han argüido que las plataformas de viviendas compartidas como Airbnb elevan el costo de vida para los arrendatarios locales. No es difícil ver por qué esa idea podría ser una realidad en términos más amplios: al facilitar los alquileres a corto plazo, Airbnb podría provocar que algunos arrendadores cambien sus contratos de largo plazo, diseñados para residentes locales, por la modalidad a corto plazo, diseñada para visitantes. Las ciudades y los poblados tienen una oferta limitada de alojamiento, así que con el paso del tiempo este proceso aumentaría los precios de las rentas. Dado que las pruebas empíricas son limitadas, decidimos indagar más a fondo. Descubrimos que un aumento del uno por ciento en la oferta de espacios con Airbnb está causalmente relacionado con un aumento del 0.018 por ciento en los precios de alquiler y un incremento del 0.026 por ciento en los precios de las viviendas. Aunque estos efectos pueden parecer inofensivos, es preciso considerar que el crecimiento promedio anual de Airbnb es de alrededor de un 44 por ciento. Esto significa que, en total, el crecimiento del uso de viviendas compartidas a través de Airbnb contribuye a casi una quinta parte del aumento anual promedio de los alquileres en Estados Unidos y cerca de una séptima parte del incremento anual promedio de los precios de vivienda en ese mismo país. Por otro lado, los cambios demográficos anuales por código postal y las tendencias urbanas en general, representan cerca de tres cuartas partes del aumento total de las rentas, y cerca de tres cuartas partes del incremento total de los precios de vivienda. En nuestro estudio, presentamos dos resultados adicionales que ayudan a explicar la economía subyacente. En primer lugar, mostramos que los códigos postales con tasas de ocupación por el propietario más elevadas (la fracción de propiedades ocupadas por los dueños del inmueble), se ven menos afectados por Airbnb. En segundo lugar, presentamos evidencia de que Airbnb afecta el mercado inmobiliario por medio de la redistribución del parque de viviendas. Por un lado, estas plataformas les permiten a los propietarios ganar dinero cuando tienen más espacio del que necesitan. Por el otro, los dueños ausentes están reduciendo la oferta de viviendas. Según nuestros resultados, una manera de reducir este último efecto y al mismo tiempo conservar los beneficios de compartir una vivienda sería limitar cuántos hogares pueden entrar al mercado de alquileres a corto plazo, mientras se sigue permitiendo que los dueños que ocupan sus viviendas compartan sus espacios libres. -- EXCÉLSIOR