A las 8 de la mañana de este viernes todavía se escuchaba el claqueteo de los andamios que sostienen a la tarima del espectáculo convocado por el régimen de Nicolás Maduro. Obreros ajustaban las barras de aluminio de la última torre de parlantes mientras se hacía la enésima prueba de sonido con canciones -vaya paradoja- de Carlos Vives. Desde las seis de la mañana, en San Antonio del Táchira y Ureña podían verse grupos de varios tamaños trajeados con camisas blancas y banderas tricolor caminando hacia los puentes binacionales para acudir al concierto 'Venezuela Aid Live'.  Un autobús lleno de gente que viajaba desde el municipio Fernández Feo mostraba el entusiasmo de la convocatoria opositora. “Estábamos dispuestos a caminar desde San Cristóbal (a 30 kilómetros de distancia), pero preferimos venir con el bus para estar menos cansados. Queremos ir al concierto y luego ayudar a traer la ayuda humanitaria”, dijo Vladimir Torres, uno de los coordinadores del partido Voluntad Popular en la zona. Otro señor acotó enfático: “estamos dispuestos a caminar a donde sea, pero Maduro se tiene que ir, se nos acabó la paciencia”. En contraste, hasta el mediodía apenas un poco de público se acercó hasta la tarima del chavismo, ubicada del lado venezolano en el puente Tienditas. Lo que abundaban en la zona eran convoyes de la Guardia Nacional -al menos tres se contaban al lado del escenario y un piquete de mujeres integrantes de la Policía Nacional Bolivariana.  Sin embargo, un sonidista se mostraba confiado: “estos conciertos son así, no hay nadie y de repente se llenan”. El constituyente Darío Vivas se encuentra en San Antonio y es uno de los organizadores del evento oficialista. Sin confirmar los artistas que se presentarán, aseguró que “la fiesta por la paz” se extenderá hasta el domingo 24 de febrero. El cartel de presentaciones lo encabeza Omar Acedo y las Chicas del Can, además de cantantes venezolanos como Hany Kauam y el folklorista Cristóbal Jiménez. En las adyacencias del lado venezolano del puente Simón Bolívar, el chavismo instaló una pantalla para quienes quisieran ver el concierto, pero prácticamente nadie se detiene a prestar apoyo o atención. El río de gente con camisas blancas que pasaba la zona tenía fija su intención de ir al “verdadero concierto”. “Lo otro si acaso es un show de talentos, parece un karaoke”, bromeaba una joven con gorra tricolor. Pasando el puente todo era frenesí para transportar al concierto. Taxis y buses cobran hasta 1600 pesos por persona para llevar a la gente al lugar. Se llenaban en no más de cinco minutos.

-- EL TIEMPO