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No es una formalidad, pero sí un hecho determinado por la realidad: el mandatario pierde poder político
00:10 viernes 21 noviembre, 2025
Colaboradores
En la tradición política estadounidense hay un momento en el segundo término de gobierno de un presidente que denota la cima de su poder, pero también el inicio de su declive.
No es una formalidad, pero sí un hecho determinado por la realidad: el mandatario pierde poder político cuando su partido y sus adherentes comienzan a pensar en lo que sigue, a competir por la posición o en su propia conveniencia. Es posible que ese momento haya llegado esta semana para el presidente Donald Trump, que ciertamente parece estar en la cima de su poder, pero también ha comenzado a perderlo.
La votación legislativa que el martes llevó a la casi totalidad de la Cámara baja y al Senado entero a autorizar la divulgación de los documentos en torno al caso Jeffrey Epstein, un financiero y traficante de mujeres jóvenes que se suicidó en la cárcel en agosto de 2019, puso el tema de relieve.
Los documentos tendrían menciones respecto al presidente Trump, que pasó de promover su divulgación cuando creían que solo involucraba a personajes demócratas, durante la campaña presidencial de 2024, a oponerse cuando se reveló que los mensajes y textos incluidos lo mencionaban directamente.
Pero la presión creada por votantes republicanos convencidos de que hay algo más en los documentos y la de unos demócratas que ven la oportunidad de golpear obligó a que Trump diera una "vuelta en U" el pasado fin de semana y retiró sus objeciones, aunque se espera que los documentos sean "limpiados" antes de ser publicados.
La ironía es que Trump tiene apenas diez meses en la Casa Blanca, en su segundo y final período presidencial, con un interregno de cuatro años después del primero, pero en ese tiempo amplió los márgenes de su poder personal y, por tanto, del Ejecutivo, de forma sin precedentes en la historia estadounidense.
En ese marco, la decisión de los legisladores republicanos en torno al caso Epstein y su predisposición a votar en favor de su publicación no es menor. El escándalo se convirtió en una desventaja para los legisladores, en un país donde cada uno de ellos es electo, sobre todo, en base a su propio historial, más que a su disciplina de partido. Y Trump ya no estará en las boletas de votación.
Epstein se suicidó en la cárcel, en circunstancias sospechosas, en agosto de 2019. Su asociación con numerosos personajes, incluso políticos demócratas, originó una lista de escándalos que lleva ya más de 15 años.
Otra señal, aún peor: las elecciones parciales del pasado 4 de noviembre, fueron un descalabro importante. Perdieron de manera clara en las tres campañas más importantes: las gubernaturas de Nueva Jersey y Virginia y la alcaldía de Nueva York en lo que podría anunciar pérdidas mayores en los comicios legislativos de noviembre de 2026.
El aviso es claro. Las encuestas consignaron la irritación de los votantes con el mandatario, sobre todo por sus políticas económicas y la militarización de su campaña para el arresto y deportación masiva de inmigrantes indocumentados.
Asimismo, según los códigos políticos estadounidenses, las ya abiertas especulaciones sobres posibles sucesores, con el vicepresidente JD Vance, como el candidato puntero, pero con serios posibles competidores, como el actual secretario de Estado, Marco Rubio, y el senador Ted Cruz.
El hecho es que hoy se cree que Trump llegó ya al momento que lo convertirá de nuevo en mero mortal, aunque sea el mandatario más fuerte en décadas.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
COLABORADOR
@CARRENOJOSE