La ambigüedad del presidente Donald Trump en cuanto a la posibilidad de usar recursos militares para atacar a blancos relacionados con el narcotráfico en México parece una cuestión de política internacional, pero sobre todo de política doméstica.

La complejidad de la relación bilateral, una que se define como "interméstica" (internacional con impacto doméstico) es una que hace difícil cualquier decisión, bajo cualquier circunstancia y cuestionada por opiniones muy diversas. El problema es que la presunta renuencia a la posibilidad de ataques abiertos fortalezca otro tipo de presiones.

Lo cierto es que hay voces dentro del gobierno estadounidense y entre los seguidores de Trump que cuestionan la actual postura estadounidense hacia Venezuela, a la que consideran como una fuente menor del narcotráfico en comparación con los cárteles mexicanos.

En una entrevista divulgada el martes por politico.com. Trump señaló esta semana que estaría dispuesto a considerar la posibilidad de ataques contra blancos en México o Colombia, de la misma forma que afirmó estar determinado a atacar por tierra al régimen venezolano.

La posibilidad de una intervención militar en Venezuela es una que no acaba de convencer a muchos estadounidenses, incluso dentro del movimiento Hacer a Estados Unidos Grandes de Nuevo (MAGA). Pero algunos de ellos creen viable un ataque contra México.

"No me importa que maten a narcoterroristas. Cabe destacar que más de 90% del suministro de drogas que ingresa a Estados Unidos proviene de México, especialmente el fentanilo. El fentanilo no se fabrica en Venezuela. Dado que 90% de las drogas que entran a EU qué están matando a estadounidenses provienen de México, ¿cuándo podemos esperar ataques aéreos contra los cárteles mexicanos en México?", escribió Laura Loomer, una influyente seguidora de Trump.

De acuerdo con Loomer, "tiene mucho sentido empezar por neutralizar a los cárteles mexicanos, ya que es de ahí de donde proviene la mayor parte del daño. "Me pregunto por qué no se ha hecho esto... seguramente el @DeptofWar sabe dónde viven todos los capos mexicanos de la droga".

Loomer recordó además que China, "produce los químicos que se utilizan para fabricar fentanilo en México".

Pero no es tan simple. Acciones abiertas como las que parecen deseables a algunos solo complicarían una relación que es enrevesada aún en sus mejores momentos.

México es un país que comparte unos tres mil kilómetros de frontera con Estados Unidos y uno de sus principales socios comerciales y de producción industrial, amén que hay una considerable minoría de origen mexicano y una red de temas bilaterales que se verían afectados.

Lo cierto es que hasta ahora el gobierno estadounidense ha empleado con éxito las presiones comerciales y políticas, y que la colaboración bilateral es probablemente mayor de lo que se cree.

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS  

COLABORADOR   

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